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Imelda May fue una reina en su estilo, tuvo dos álbumes en el Top 10 y llegaron a compararla con Billie Holiday. Parecía salida de un anuncio; esperando a su chico para ir a bailar o tomar un burger. Ahora es otra, ha cambiado y aparece con una melena morena y larga que está más cerca de la “chanson”.
Nació en 1974 en Irlanda, es cantante y compositora, y toca el bodhrán, la guitarra, el bajo y la pandereta. Se crió en el barrio The Liberties en Dublín, y con 16 años ya estaba actuando con diversas bandas y músicos locales. Creó su propio grupo y lanzó su álbum No Turning Back. Con la confianza de tener una carrera por delante y acompañada de su marido, el guitarrista Darrel Higham, se mudo a Londres.
Ahora los fans de la impetuosa cantante irlandesa podrían no reconocerla inmediatamente, sin aquél dramático remolino de cabello con dos tonos de rubio y negro sobre su cabeza. Eso por fuera, por dentro su cabeza ha sufrido una ruptura amorosa de esas largas que parecen inacabables, así que también han cambiado sus ritmos y versos.
Su estilo le viene de la infancia. Fue criada en Dublín por una madre obsesionada con los musicales de Hollywood, dedicada a dirigir un grupo de teatro comunitario y su padre trabajaba como instructor de baile antes de convertirse en pintor y decorador.
Sus temas son los del vivir. En su disco Life Love Flesh Blood narraba el final de su matrimonio que duró trece años. También se refiere a la maternidad; porque tiene una hija pequeña, y en el video de Should’ve Been You, trata el tema del empoderamiento femenino en el cada vez más tóxico país de trumpolandia.
A May no le gustan las ataduras “amo la música, pero como artista, como creativa, debo crecer, expandirme y no ser complaciente”. “Quiero sentirme libre, divertirme, y seguir a mi corazón, por lo que aposté por el rockabilly”. Imelda May desea seguir a sus impulsos y no le importa si gana o pierde aficionados. Ser artista es inventarse siempre.
May ha actuado junto a leyendas como Lou Reed y Smokey Robinson y el gran guitarrista Jeff Beck hace su aparición en un LP suyo interpretando el excepcional Black Tears. Los grandes cambios son casi siempre obligados y nos hacen mucho bien. May ha cambiado la foto pero no su talento.